Los problemas con nuestro sistema de inmigración descompuesto han crecido en los últimos 30 años hasta el punto de que ahora tenemos millones de inmigrantes presentes ilegalmente, la mayoría de los cuales han estado aquí más de una década, con millones de niños ciudadanos estadounidenses y otros que fueron traídos aquí desde infantes. Reconociendo que intentos pasados en resolver este creciente dilema nacional han fracasado, causando más división y sospecha en nuestro país, nosotros apoyamos soluciones que abarcan los siguientes objetivos y que honran el estado de derecho al abordar los problemas económicos, morales, humanitarios y de seguridad que surgen de este problema en una manera justa.

Como cristianos evangélicos, nuestro enfoque a la política de inmigración se basa en principios bíblicos. Nosotros creemos que cada persona está hecha a imagen de Dios y, por lo tanto, debe tratarse con humanidad; que Dios ha ordenado el papel del gobierno civil, incluyendo la responsabilidad de proteger la seguridad de los ciudadanos, mantener el orden y respetar el estado de derecho, el cual que disminuye cuando se violan las leyes sin consecuencias; que debido a que Dios creó la unidad familiar, los gobiernos no deberían violar la unidad de la familia, excepto en las circunstancias más raras; que Dios está preocupado por el bienestar de aquellos que son vulnerables, incluidos el huérfano, la viuda y el extranjero, y es apropiado que los ciudadanos alienten a nuestro gobierno a tratar a estos grupos vulnerables con equidad y compasión; y que Dios se deleita en la redención, cuando aquellos que han violado la ley pueden ser restaurados.

Guiados por estas enseñanzas bíblicas, pedimos a nuestros funcionarios electos a actuar de una manera guiada por los siguientes principios:

1. Nosotros apoyamos soluciones al problema de los inmigrantes que se encuentran ilegalmente en nuestro país que fortalecen el estado de derecho al tiempo que hacen que tanto la ley como su cumplimiento respondan mejor a nuestras necesidades y valores.
   
   
2. Reconocemos que la ley en muchos casos no ha funcionado bien, se ha aplicado de manera inconsistente y ha sido violada tanto por los inmigrantes presentes sin autorización como por los empleadores que los emplean sin autorización.
   
   
3. Apoyamos un proceso de restitución (no de amnistía) en el que se admite la violación de la ley y significativas multas/sanciones son pagadas por los inmigrantes (en cuotas durante un período de siete años) que vinieron ilegalmente (o excedieron la visa) como adultos, que conduce a un camino a la Residencia Legal Permanente si se cumplen los requisitos. Los inmigrantes que fueron traídos a los E.U. ilegalmente o se quedaron sin visa cuando eran niños (Dreamers) pasarían por un proceso en el que pueden acceder a la Residencia Legal Permanente si se cumplen los requisitos.
   
   
4. Nosotros fomentamos la justicia para los contribuyentes al exigir que todos los inmigrantes sean autosuficientes, trabajen, paguen impuestos y sean productivos, o pertenezcan a familias y hogares que lo estén haciendo.
   
   
5. Alentamos a nuestro gobierno a establecer una frontera segura y un proceso de inmigración eficiente y ordenado.
   
   

Nosotros creemos que una solución al problema de la inmigración ilegal está muy atrasada. Deportar a todos los inmigrantes que están presentes ilegalmente en el país no es ni lógico ni moralmente justo. Las familias inmigrantes son parte de nuestras comunidades, y aquí nacieron y crecieron niños que son ciudadanos de los E.U. Muchas familias inmigrantes han vivido aquí por décadas, y muchos de ellos son miembros de iglesias locales. Debemos crear una solución que se adapte al problema que tenemos, que lo resuelva respetando el estado de derecho, cree un proceso de restitución y que brinda la posibilidad de integración para que los inmigrantes puedan participar plenamente en la vida estadounidense.